Y no morirse en el intento.
Aunque realmente suele haber mucha gente a tu alrededor, hay dos momentos en la vida en que estamos completamente solos: antes de morir y antes de pronunciar una conferencia.
Sea en una cena, cumpleaños, reunión de trabajo, en tu afición, una boda, en un programa de televisión o radio, o en una entrevista por cualquier circunstancia, es posible que en alguna de estas ocasiones debas pronunciar unas palabras. ¿Qué puede suceder? ¡No lo sé! Más bien lo sabrás tú, pero una cosa es bien cierta; no es lo mismo pensarlo que encontrarte en medio del fregado.